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Sobre el acceso, la relevancia, el archivo y “la época que nos toca vivir”



¿Por qué no puedo todavía hacer un documental sobre el Ningunismo? es una pregunta que me hice este último año. En vez de eso decidí hacer un archivo. Una vía de escape con el pretexto de una premisa del cine documental: conocer mejor al objeto. Entonces decidí tratar de abarcar todo el material que pudiera encontrar, todos los personajes, todos los hechos, por más intrascendentes que pudieran parecer. Ahí voy a encontrar algo, me decía. En definitiva lo importante es estar en contacto con el material.

Conocer al objeto entonces. Un objeto que es esquivo, digamos, difícil de conocer. Ese fue mi camino hasta ahora. Hacer un movimiento hacia el conocimiento, encontrar material que me interesa, ese material no responde nada, genera nuevas preguntas, vuelvo a pensar que lo importante no es la definición pero que sirve la pregunta sobre la definición como una fuerza que motoriza el conocimiento y así.

Hay un nombre para eso, se le dice Engranaje Loco. Encontré una definición posible en un diccionario politécnico. Se le dice a un engranaje o mecanismo que no abre ni cierra, sino que gira en falso. Esto no quiere decir que no tenga utilidad. En los mecanismos, por ejemplo en un motor, un engranaje loco sirve para cambiar la dirección de giro de dos engranajes. Cuando dos engranajes están directamente uno al lado del otro, se mueven en direcciones opuestas para crear movimiento. Cuando ambos engranajes necesitan moverse en la misma dirección, se usa un engranaje loco entre los dos. Transfiere el movimiento de una marcha a la otra sin afectar nada más que la dirección en que gira la segunda marcha. A los engranajes que conecta un engranaje loco se los denomina "engranaje impulsor", que imparte movimiento, y el "engranaje impulsado", que acepta movimiento. La relación de transmisión entre la transmisión y las transmisiones se calcula de la misma manera que si la transmisión no estuviera presente. El decir que el engranaje loco es el transmisor. La pregunta aún no es ¿de qué sirve un archivo sobre el ningunismo? sino ¿de qué sirve el proceso de hacer un archivo sobre el ningunismo? En la transmisión, entonces, hay dos marchas. Una hacia adelante y otra hacia atrás. Si nos situamos en el engranaje loco, no importa la dirección, lo que importa es la transmisión del movimiento. Aunque obvio, voy a decirlo: la pregunta sobre la relevancia de un archivo del ningunismo invisibiliza la utilidad del proceso de realizar un archivo sobre el ningunismo. En lo personal, para algún día realizar un documental sobre el ningunismo (¿quién sabe?). En otro órden de cosas, el archivo quizás sirva para lo que no sirve un documental. Surgen varias hipótesis pero antes de hacerlas explícitas es necesario notar que la pregunta por la relevancia es la que obliga a explicitarlas. De nuevo: ¿por qué? ¿a quién le sirve? ¿por qué interesa un archivo del nigunismo? ¿por qué interesa un documental sobre el ningunismo? Preguntas crueles que suelen surgir fuera de proyecto, fuera de lo personal, pero que, exteriores como son, se internalizan y generan inseguridades, incertidumbres y muchas veces abandonos. ¿No son esas preguntas las mismas por las cuales debe un archivo, cualquier archivo, digamos una filmoteca, atravesar para elegir qué archivos preservar y cuáles no? ¿Cómo hacen esas instituciones? ¿Por qué un proyecto personal no puede jugar el mismo juego?

Mi sobrino se llama Mateo y tiene un juego que, si lo puedo definir bien, se trata de describir un país que no existe. Un país llamado “M”. En ese país pasan muchas cosas. Muchas parecidas al país donde vive, España. Muchas parecen reflejo de la ciudad de donde vive, Madrid. Y al mismo tiempo no lo son. Es el país M donde mi sobrino juega a juegos parecidos al país donde vive.
¿Qué tal si yo hago lo mismo? ¿Qué tal si hago un archivo sobre algo sobre lo que nadie había pensado antes hacer uno? ¿Qué tan irreal es eso? ¿Por qué es irreal? ¿Qué tan irreal es M, el país donde mi sobrino Mateo es presidente? En esa irrealidad, no vale todo. Porque en el juego nunca vale todo. Sino, no sería un juego. En esa irrealidad, sigo teniendo que explicar por qué. Cuál es la relevancia. ¿Qué hice? ¿Giré loco? Puedo ensayar una relevancia, pero ¿para quién? ¿para esta realidad o la otra? El movimiento en falso me llevó a preguntarme entonces, cuál es mi receptor. El engranaje transmisor se pregunta, ¿a dónde va todo esto? ¿Sueñan los engranajes con relevancias? ¿Qué entidad irreal debería justificar en última instancia el archivo del ningunismo? ¿No serán, tal vez, los mismo ningunistas?

Todo el material que aquí presento, a excepción una porción muy pequeña, fue público. Ya no. Ahora pertenece a una esquina en la cornisa de la virtualidad que son las páginas archivadas por Archive.Org. ¿Qué hacen allí? es una pregunta que lleva a otra un poco más absurda que es ¿por qué están allí? ¿por qué páginas muertas e incompletas relacionadas al ningunismo fueron archivadas en archive.org? Una vez más, todos juntos ¿cuál es la relevancia? La respuesta es tan extraña que uno podría pensar que pertenece más al país M que al mundo real: fueron robots. “Arañas” que “lanzan” usuarios o compañías que archivan páginas web. Es aleatorio. Fue aleatorio. Llegando al límite del conocimiento nos encontramos con que fue casualidad o suerte o mala suerte o crueldad, que estas páginas hayan sido almacenadas. ¿Por qué? No hay razón. Simplemente están y como están, indican que muchas no están. “La época que nos toca vivir”. “La edad oscura del digital”. Indican, también, que mucho archivo no se conserva y que si con ciertos fenómenos culturales, personajes históricos locales o internacionales, se conserva por voluntad, entonces esa debe ser razón suficiente para la relevancia.

¿Por qué?
Porque puedo, respondía un villano que quería dominar al mundo en un dibujito de mi infancia.

Porque al hacerlo surgen todas estas cuestiones que tienen que ver con el archivo: el pensamiento y filosofía sobre la catalogación, el pensamiento sobre el almacenamiento, el pensamiento sobre la preservación y la restauración y finalmente, el pensamiento sobre el acceso.
Si dije que todo el material que aquí presento es público quiere decir que existe mucho material que es privado. Al igual que esa manifestación llamada “cine doméstico”, aquí también hay material producido por los propios ningunistas. Sin embargo, ese material no ha visto la luz. No ha sido publicado y me pregunto, qué tan difícil sería. Difícil, de nuevo, no porque haya una renuencia de los portadores de los derechos. Dificultad en el acceso de sus propios creadores o productores.
Ni los ningunistas ya pueden ver su propio archivo personal. La época que nos toca vivir. Quizás, incluso, ni se dieron cuenta. Hay una escena un tanto cruel que hoy todos podemos imaginar. Una persona quiere ver las fotos familiares que guardó en un DVD de un viaje familiar. Esa persona se da cuenta de que ya no tiene un reproductor de DVD. Que esas fotos no son del siglo pasado. Son de este, tienen menos de 20 años, pero a las que le resulta muy difícil acceder. El DVD se vuelve un cerco. Un obstáculo autoimpuesto. ¿Sabrá esa persona qué contendor y/o formato tienen esas fotos? “Era una camarita de esas que tenía todo el mundo antes de los celulares con cámara de fotos”, dice. Sabe que fue estafado. Como los ningunistas. Fueron estafados. Ni el documental, ni el archivo, ni la definición sobre el ningunismo se completa sin ese material privado. Material que aún sobrevive y que, de nuevo, indica que mucho no sobrevivió. No sólo los ningunistas fueron estafados. Esa escena no es una escena, es algo real que le pasa a muchos de mi generación.

Los ningunistas podrían hacerse una pregunta válida, ¿por qué fueron estafados? ¿De qué modo cierta empresa puso cierto producto en circulación sin responsabilidad alguna? ¿por qué alguien pondría en riesgo la memoria de toda una generación? Porque pudo. Porque puede. Porque todo esto por más local y lejano que parezca sigue pasando. Da la impresión de que el canon depende de eso. De tener un archivo para que siempre recordemos que existió, que se enseña, que se divulga y que, quizás, por eso es importante. Da la sensación de que si vivimos en la época que vivimos y la tecnología de generación, reproducción y almacenamiento se vuelve cada vez más obsoleta en determinado momento sólo recordaremos el canon como si fueran recuerdos propios. Yo fui a ver el acueducto de Segovia con Jean Luc Godard y me saqué una foto en la cima del Urgull con Alfred Hitchcock. Es divertido y triste a la vez. Si algo puedo afirmar del Ningunismo es que no le importó la relevancia, en tanto validación externa para un proyecto propio. Creían en la idea de ser invisibles. Encontraban allí una virtud. La relevancia se encontraba justamente en liberarse de la relevancia. Y quizás ahí también pueda localizarse su debilidad. Si el ningunismo mismo afirma que no existe, entonces, los de afuera, que no conocen de ironías, podrían pensar no sólo que no existe, sino que no tiene importancia alguna si es que alguna vez ha existido.

En términos de archivo, tal vez sea necesario pensar que para esta generación la fórmula tenga que ser invertida. No es que hay que pensar la relevancia antes que el archivo. Sino, más bien, que no hay relevancia sin archivo. Y es por eso porque quiero hacer un archivo sobre el Ningunismo.

ARCHIVO NINGUNISMO es un archivo comunitario sin fines de lucro, producto de una investigación académica y con el objetivo de preservar la memoria y herencia cultural del Ningunismo.

Todos los elementos aquí presentados fueron públicos anteriormente, este archivo es sólo un reordenamiento y acopio de dicho material. Como excepción a lo anterior, de los archivos audiovisuales pertenecientes a Canal 9, Canal 10, y el Núcleo Audiovisual de la Ciudad de Buenos Aires, sólo se da mención de existencia pero no están disponibles por decisión de dichas instituciones. Archivo RTA (TV Pública) ha cedido gentilmente su material para su visionado con marca de agua.

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